martes, 2 de diciembre de 2014

- EL COLICO MISESERE.-



Tenía entre 8 a 10 años, cuando escuché por primera vez la palabra “Miserere” asociada al dolor de estómago, propiamente al cólico. Entonces me sonó como si fuera una voz quechua. Años más tarde, supe que proviene del  latín y que significa compadecerse, tener piedad o compasión de alguien. Su origen proviene del Salmo 50 de la Biblia vulgata de David: “Miserere mei, domine, secundum magnam misericordiam tuam” (“Ten compasión de mí, Señor, según tu gran misericordia”). Es el más conocido de los salmos penitenciales y tiene la forma de una súplica de perdón, hecha por alguien que muestra claridad en el conocimiento de su culpa y está afligido por ello y, se acerca irremediablemente a los postreros momentos de su existencia. Antiguamente, sobre todo en la edad media, no había forma de saber a qué se debía el dolor agudo abdominal, por lo que se estableció  una especie de relación entre el dolor y el término miserere, porque consideraban qué quién lo padecía, no tendría salvación. Por lo tanto  se imploraba al Señor ¡Piedad! ¡Compasión!. El dolor era tan intenso, que la persona que lo padecía no podía soportarlo; entonces tanto  familiares como vecinos  al no saber qué hacer, luego de aplicarle los enemas y los emplastos a los que apelaban como único recurso, resignados esperaban el  fatal desenlace.  La noticia se extendía de boca en boca por todo el pueblo, con el consabido… a fulano de tal le ha dado cólico miserere. Lamentablemente al no haber diagnóstico ni menos cirugía; a aun así, se encontrara presente un médico, por las precarias condiciones  existentes, no se atrevía a intervenir. “Lo que deba ser será” habría sentenciado Esquilo, una autoridad en tragedias.  En la Europa medieval, esto sucedía muy a menudo; con la venida de los españoles, este conocimiento del cólico miserere se extiende por toda América hasta nuestros días. Pues encontramos en la obra cumbre de García Márquez “Cien años de Soledad”, un pasaje en el que hace referencia, aunque con otra connotación, al cólico miserere. “En realidad, Remedios, la bella, no era un ser de este mundo (…) Cuando el joven comandante de la guardia le declaro su amor, lo rechazó sencillamente porque la asombró su frivolidad. << Fíjate qué simple es- le dijo a Amaranta.- Dice que está muriendo por mí, como si yo fuera un cólico miserere. >>”.  Valga este preámbulo, para referir el caso ocurrido en Pampacolca, en la década del 50, cuando el suscrito, contaba con la edad que figura al inicio del presente relato.
Oscurecía, las sombras de la noche, se apresuraban en poner fin a un día cualquiera, la jornada terminaba como siempre de la manera más apacible. Me encontraba parado bajo el umbral de la puerta del comedor, contemplando el atardecer. En el jardincito que había en medio del patio grande, apareció revoloteando  un charchazua , mi Madre que se encontraba a mis espaldas sentada en una silla, al  escucharlo .-dijo:  Malas noticias, que irá a pasar. En ese preciso momento tocaron la puerta con insistencia, mi madre dijo: - Anda  abre el postigo y ve quien toca tan desesperada la puerta. (En esa época era notoria la tranquilidad que reinaba en un pueblo como el nuestro, por eso es que era regla general dejar, durante el día la puertas abiertas. Solamente se aseguraban por dentro con su respectiva aldaba, antes de irse a dormir, en ese tiempo no existían las chapas), no obstante haber corrido los aproximadamente  quince  metros del patio incluido el zaguán, al sentirme cerca la persona que había tocado, no esperó más y la empujo hacia dentro, abriéndose; en el  recuadro apareció la silueta de una mujer joven de unos 18- 20 años, quién al ver a mi mama, que había avanzado unos pasos en el patio, sumamente agitada dijo: - Señora Rosita, me manda doña Carmen Llerena, dice que por favor vaya  Ud. A su casa, a un joven le ha dado cólico miserere, está que se muere. (La mujer no supo dar razón si era familiar o vecino de la mandante). Mi mama le respondió:-  En este momento alisto mi instrumental y voy.- Ya señora  yo la espero.
 En un pequeño maletín mi madre puso una jeringa, un termómetro, algodón, un frasquito de alcohol; un irrigador con sus respectivas cánulas, luego dirigiéndose a mí, dijo:- Me acompañas hijito?- Vamos mama le respondí. Salimos a la calle grande, con paso presuroso enrumbamos a la capilla, llegamos a la tienda de doña Peta, ubicada en plena esquina al final de la calle, frente a la Iglesia de la mamita Carmen, volteamos a la derecha hasta la otra esquina de la calle Tarapacá, otra vez a la derecha otra cuadra más y luego a la izquierda; la casa de doña Carmen estaba rodeada de huertas, no recordaba haber pasado anteriormente por esa calle, al menos por ese tramo, es la Independencia, la misma que se prolonga hasta Aynampampa, frente al Estadio actual. Durante el trayecto, mi madre, atinó a preguntar. –Cuánto tiempo lleva padeciendo el dolor.- Hace dos días Señora, contestó la enviada. Llegamos a la casa, a la entrada había un pequeño patio, sobre la izquierda un cuarto grande, donde hicieron pasar a mi mamá, ahí es donde se encontraba el enfermo. Yo me quede fuera, elegí un rincón de uno de los dos asientos (patillas de piedra  con sus respectivos ponchos)  que estaban frente a frente en el patio. Muchas personas entraban y salían, murmuraban, está igual no mejora  ya van dos días, creo que no se salva, pobrecito y es joven  decían. Transcurrió más de media hora, observé que del cuarto salían mujeres, llevando el irrigador, también una chapa, (lavatorio de manos de barro cocido), se dirigían al fondo de la casa, donde estaba ubicada la cocina; luego de un rato regresaron al cuarto con los depósitos, con agua hirviendo. A fuera empezaba a hacer frío, me paré del asiento, me aproximé a la puerta de entrada, me puse a pensar (y si me voy a la casa, con quién se va mi mamá, seguramente alguien  la acompañará) reflexioné, miré la oscuridad que reinaba en la calle, tuve miedo y dije:- Achacalay, carajo, de repente me encuentro con la Jeje (Bruja) y me lleva, mejor me quedo, regresé a mi asiento a esperar tranquilito.

 Seguía llegando gente, algunos entraban con sus botellas de cañazo, parece que se preparaban para lo inevitable, “El velorio”; el enfermo emitía unos quejidos lastimeros, que me escarapelaron el cuerpo, lo que aunado al frío me hizo temblar de miedo, me preguntaba  porque demora tanto mi madre, me sentía solo no obstante la cantidad de gente que había en la casa; desde que entró en el cuarto no la volví a ver ni un instante. Pasaron unos minutos, un fétido olor, salía de donde estaba el moribundo. Alguien dijo:-Ya está en las últimas, no hay nada que hacer. Se produjo un silencio, luego de permanecer casi una hora, mi Madre salía del cuarto, me hizo una seña,  yo me acerqué y salimos. Ya en la calle, dijo:- Pobre hombre tan joven ya no tiene salvación. -Mamá, por qué apestaba tan feo, pregunté.- Al no poder evacuar por el recto, porque al  parecer se le ha perforado el intestino, lo ha hecho por la boca, la infección es  generalizada, respondió. – Así me hubieran llamado antes, igual no se salvaba, aunque con una intervención quirúrgica, realizada a tiempo, por un médico, seguro que sí, agregó. Mientras seguíamos caminado, en una noche oscura, alumbrándonos con una linterna, con dirección a la casa, curioso como todo niño de esa edad, volví a preguntar.- Mamá, tú hubieras  podido realizar la intervención.-No, recuerda que soy obstetriz; a estas alturas cualquier cosa que se haga ya  es muy tarde, hijito dijo. -Llegamos a la casa eran como las 8pm. Media hora más tarde, doblaban las campanas de la Iglesia, señal de que el cólico Miserere, se llevaba una víctima más.

domingo, 23 de junio de 2013

MIS PAISANOS EN EL RECUERDO.

La historia de los pueblos se escribe de diferentes maneras, con el accionar trascendente de las personas importantes, que normalmente migran fuera, sus autoridades más destacadas y fundamentalmente, por el ciudadano común y corriente. Aquel que sin mucha preparación, bebe de las fuentes de la sabiduría natural, acorde con el quehacer cotidiano, imbuido por su originalidad pueblerina, y espontaneidad innata, hacen que la vida sea más llevadera marcando la pauta, de un acontecer sano y tranquilo. Muchos de ellos con el tiempo se convierten en personajes anónimos, para las generaciones futuras, pues las diversas anécdotas, relatos o mataperradas, solamente les llegan de oídas. Siendo un auténtico Pampacolquino, mi propósito es referirlas de la mejor manera y con arreglo a mi propia percepción, para tal efecto algunas serán contadas con pelos y señales; aderezadas con mu menjunje, su ají llatan necesario y otras diciendo el milagro, pero no el Santo; por consiguiente si alguien se ve reflejado en alguna de las historias será simple coincidencia. También las podrán leer en: http://majestuosocoropuna.blogspot.com.
                                        

                De qué, nubes viejo.
Deportivamente antaño, existía una marcada rivalidad con los amigos de Viraco, muchas veces  dentro del desarrollo de los partidos de futbol, se producían conatos de bronca, pero como era natural, concluido el partido, comenzaba la jarana. Estos partidos generalmente se jugaban en la época de carnavales, un año visitaba Pampacolca y al siguiente pagaba la visita Viraco, precisamente en uno de los partidos que se desarrollaba en Viraco, al fragor de la competencia, dentro de la barra viraqueña, al momento de alentar a su equipo, se dejo escuchar una voz con una amenazante letanía:- ¡Va a llover! , ¡Va a llover!, ¡Va a llover!  Y  antes de que le hicieran coro los demás espectadores, llegó la respuesta, rápida, oportuna, estentórea:- ¡DE QUE NUBES VIEJO! era el sagaz tío Augusto DURAN LUQUE, que imperturbable, mirando al cielo y abriendo los brazos, pronuncio tan magnífica frase, provocando la hilaridad de propios y extraños.


                 Comprate pué entonce.


Otra del Tío Augusto. Compartía una cerveza con un amigo, en una tienda de la época, asomándose a la puerta, ve pasar a Jesús Rodríguez Segovia (QEPD), lo llama diciéndole: - vení sobrino te servirás una cervecita, éste le agradece.- Gracias tío, mejor una gaseosita. El tío Augusto Duran, parsimonioso como era, sin inmutarse le dice: - Comprate pué entonce… A Jesús le hizo mucha gracia, que siempre la contaba.   




                   Los tres galanes.
Estos tres amigos, entre los cuales estaba, Willy Santos Gamero, el popular “Rocmo” Willy, se reunían todas las noches, en frente de la casa de don José Huaco, la oficiaban de galanes de tres chicas que trabajaban en dicha casa. A eso de las ocho de la noche, puntualitos, esperaban que las chicas salieran por la ventana del segundo piso, éstas sabedoras, que fuera estaban los amigos y como si fuera una cita concertada, a la misma hora abrían la ventana. Al tercer día cada uno ya había elegido a la que más le gustaba y mientras esperaban en la esquina, que el reloj marcara las ocho, uno de ellos en son de burla, dirigiéndose a Willy, le dice: - hoy Rocmo… la que te gusta a ti, es coja. Este con total naturalidad, le responde.- Que mierda… acaso la quiero pa’ carrera.



   
                            El tío Jaranto.
Los que conocimos, al tío Jesús Santos Portocarrero, sabíamos que por tener cejas ralas, algunos le decían chino y la mayoría lo conocía por “Jaranto”. En una ocasión, invitó a sus compañeros del partido, pues decía que era aprista, a una reunión, en su casa. Luego de varios minutos, se convirtió en barullo, todos hablaban al mismo tiempo. Tratando de poner orden el tío Jesús, levantó la voz y dijo:- Bueno…Bueno que pasa acá carajo, esto parece un puchero… por unos segundos  hubo un silencio total, aprovechado ágilmente por don Manuel Álvarez “Pajo Chico” Quién le dijo: -Cierto don Jesús, para que sea un puchero completo, solo le falta la… “Jaranta”. El chino, molesto después del desternille de riza general, no tuvo otra, que terminar la citada reunión.   

                  La pugna por la cantidad de leche.

Después de varios días, que no se veían, se encuentran en la plaza chica, una tía con su sobrino y se produce el siguiente dialogo: -Dice que vastia comprar, la vaca negra de don Daniel Portocarrero, pa’ que, si no es buena lechera, le dice el sobrino. Ella le responde:-Que sabes vos, lo que pasa que tienes envidia, yo wa a llevar pue el porongo lleno, en cambio tú, no te da vergüenza, ahora mismo estas llevando una miseria, en el porongo la leche va jalchin… jalchin diciendo.  

EL COFRE DE MIS RECUERDOS

Del cofre de los recuerdos, una a una, salen las fotos del álbum familiar, que van registrando, las diferentes etapas de la vida, eslabonando un cumulo de episodios cotidianos, que como huellas indelebles, hacen cada vez más notorio el paso inmisericorde del tiempo. Es un viaje  largo, que requiere, en un recodo del camino, darse un merecido descanso, para volver,  sobre esas fuentes que sirviendo para la reflexión, al verse reflejado en las mismas, lo haga según sea el caso, esbozar una sonrisa, recordando momentos gratos  o derramar una lagrima, cuando sienta que la nostalgia lo hace en instantes, regresar al pasado, ese pasado maravilloso, donde  el ambiente familiar solamente deparaba dicha y felicidad,  al mismo tiempo qué los amigos, los vecinos expresaban una calidez  y amistad verdaderas. Ese entorno de paz y sana convivencia, ahora es lo que más se extraña. Pergeñar en las imágenes al  paso de los años, es confrontar dos realidades distintas  de una misma persona, en épocas diferentes. Por eso se dice que una foto vale por mil palabras. La actualización virtual de las mismas, contribuye a emprender una hermosa incursión en retrospectiva a épocas mejores, refrescando la memoria, haremos insuflar de emoción a nuestro corazón. Entonces, a partir de ahora abrimos el álbum virtual familiar y su entorno; lo podrán ver en: htt://majestuosocoropuna.blogspot.com.




jueves, 21 de abril de 2011

Marío Heráclio Portocarrero Portocarrero



A cinco años de tu partida... mis recuerdos siempre serán para ti.

Puente de alambre que triste estas
al saber que ya me voy
ay negrita quién te verá
durante mi ausencia.

Unos dirán ya se va
otros lloraran por mi
poco y nada me importa a mi
tan solo quererte a ti

Cuando mas hondo es el pozo
mas cristalina es el agua
cuanta mas larga tu ausencia
mas profundo es mi cariño


Escuchaba esta canción
cuando empezaba a tener uso de razón
que tu cantabas con emoción
a tus amigos en una reunión

Pulsabas la guitarra con toque peculiar
animabas a la gente que se ponía a cantar
y tanta era su alegría
que hasta se amanecía

En fiestas familiares
con guitarra, mandolina o violín
luego de un gran festín
se bailaba hasta el fin.

Tal vez no fuiste un trovador
tampoco un eximio cantor
pero como amigo
todos te recuerdan como el mejor.

Viejo lindo, a cinco años de tu partida, la imagen de tu figura, cálida y señera, me conduce por las rutas del recuerdo, a intentar construir un RETRATO, de la riqueza de espíritu y don de gente que caracterizó a esa tu carismática y cultivada personalidad. La que te permitió una llegada fácil a un sin número de amigos de todas las edades y en muchos lugares.
Por eso mis recuerdos me llevan a tu época escolar, recién llegado a Pampacolca, rápidamente hiciste migas con Juan García Duran, Rubén Lazarte Duran, mis tíos Elisbán Vera, Mariano Rodriguez Portocarrero y muchos otros, con los que se disputaban los primeros lugares.En varias ocaciones para estudiar se reunían en casa de mi tío Elisban , disfrutando de la hospitalidad de don Hermógenes Vera. Años mas tarde acá en Lima, don Juan García Duran al enterarse que yo era hijo tuyo, hizo referencia a este pasaje, diciendo que al único que no pudo ganarle en el colegio, fue a Heráclio, lo que para mi fue motivo de mucho orgullo.
Esta etapa de tu vida quedó hondamente grabada en mi memoria, pues cuando tu me la contaste noté que experimentabas mucha alegría, al evocar estos bellos momentos; ya que a la par de ser buen alumno, destacabas en los juegos que se practicaban en los recreos, como el trompo, el bolero, las bolas, los chochos (chiruros) y muchos otros.Con las bolas, a la Chile, destacabas níti-
damente, con el "Tirallo" que tenías y la buena puntería de que hacías gala, destrozabas las bolas de tus ocacionales rivales. Recordabas con mucha emoción, de tu paso por la escuela, la singulari- dad del Paseo de Antorchas en la celebración de Fiestas Patrias; era tal el entusiasmo de los estudiantes, que en todo el trayecto no paraban de dar vivas al Perú, a la Independencia, gloria a los Precursores, Próceres, Libertadores y héroes en general. La intensidad de los vivas contagiaba en grado sumo a los asistentes, que les tocaban las fibras, despertando su amor por la Patria. Indudablemente eran otros tiempos; algo de ese espíritu patríotico llegó a las generaciones posteriores... ahora todo es tan diferente, en todo aspecto, que es mejor recordar que comparar.
En tus años juveniles, regresaste a Andagua, donde siempre te recibieron de lo mejor, mi abuela Leonor, su hermano el tío Andrés el famoso "Chúcaro"y todos sus numerosos hijos, con los que alguna vez formaron un equipo de futbol de puro Portocarrero.Hicieron un periplo por Cotahuasi, Orcopampa, llegando hasta Viraco, dejando en cada lugar una grata impresión y un recuerdo imperecedero de fraterna amistad. Con el paso del tiempo, convertido en un mozo y apuesto joven, un buen día, montado en tu caballo manchado, bien ensillado, enfundado en tu pantalón de montar,calzando tus botas de cuero, con tu sombrero a la pedrada y sin mas equipaje que tus alforjas, decides volver a Pampacolca.
El reencuentro con tus amigos de antaño y las nuevas amistades hicieron que tu estadía se tornara mas placentera; empezaban las reuniones sociales, las invitaciones, las serenatas y logícamente un corazón noble y enamorado como el tuyo, ante las nuevas emociones se vio atrapado por el bichito del amor. En los partidos de futbol que se desarrollaban en Aynampampa, te esforzabas al máximo, pues tenías a tu futura compañera de toda la vida, como espectadora, con su sombrero a lo Pola Negri, en primera fila. Igual pasaba en la corrida de toros; en ambos
casos salias bien librado, pues testigos presenciales, afirmaban que a la pelota la dominabas con las dos piernas, como dicen ahora, la conocías muy bien. Al toro con capote, en mano, lo espera-
bas con serenidad, destreza y aplomo, por eso el público siempre reclamaba tu presencia en el ruedo.
Con empeño, constancia , amor, mucho amor e innumerables serenatas, conquistaste el corazón de mi señora Madre Rosa María.Nosotros tus hijos somos el fruto de ese amor que duró en las buenas y las malas por mas de sesenta años y que sólo la muerte pudo separar. Perdurara por siempre en el recuerdo de cada uno de nosotros, la imagen de un hombre tolerante, bueno, tier-
no y cariñoso, un padre a carta cabal; igual o mas cariño y ternura les prodigaste a cada uno de tus nietos, cada uno en su momento tubo su espacio, no hubo preferencia de ninguna índole. Resulta gratamente satisfactorio, comprobar la nobleza de tu corazón que así como profesaba un amor inconmensurable, lo mismo dispensaba amistad y respeto entrañable para con cada uno de sus amigos.
Por eso en esta parte del recorrido, quiero hacer mención de muchos de ellos que gozaron de tu amistad, sincera, transparente, sin interés de ningún tipo; la mayoría de ellos supo aquilatar este sentimiento, lo que hizo que se tornara reciproco. Tengo vivo el recuerdo del cariño y trato propio de hermanos, que mantuviste con los señores de esa época, como mis tios Roman Luque, Mario Luque. Augusto Duran, Silvio Luque, Edilberto Gamero, su hijo Danielito, Fernando Rosas, Cesar Duran, Rodolfo Duran, Nicanor Ulloa, Mariano Rodriguez Elisban Vera, Manuel Vera, el guardia Sardón, don Manuel Vizcardo, Miguel Lazarte, Guillermo Vizcardo, tu compadre Hernan Vizcardo, tu compadre Luis Cruz, entre otros. De los mas jovenes Jordan Torres, Edgar Luque, los hermanos Huaco, Isaias, Manolo y Coco, también Héctor,Roberto,Enrique,Javier Raúl y Antuco Vizcardo, tus sobrinos Hermógenes y Simón Vera,Hugo Rosas, Alfredo Rosas, José Emilio Rodriguez, Oscar Gamero y muchos más que siempre tuvieron expresiones de cariño hacia tu persona. Igualmente los parientes y paisanos residentes en Lima, como Alfonzo Rosas, el Dr. Orlando Chirinos, don Alberto Chirinos, su hijo Lucho, Hernán Villanueva, Alfredo Fernandez, Fernando Gamero, José Luis García, Roberto Luque, Sixto Sanchez y muchos mas que siempre te tuvieron una especial estimación.
Finalmente para concluir este homenaje, haré referencia a un par de anécdotas que las recordabas gratamente; la primera fue al momento de casarte en Arequipa, tu padrino el Doctor Javier de Belaunde , instantes previos a la ceremonia nervioso él te pregunto que debía hacer, pues era la primera vez que oficiaba de Padrino, agilmente tu le respondiste que tampoco sabías pues era la primera vez que te casabas. La segunda, cuando fuiste Alcalde de Pampacolca en el reparto de agua, ante tanto barullo, llamaste al orden, recibiendo a cambio un carga monton de los "Tagarotes" de entonces, que incluso eran tus amigos, llegando a la amenaza y faltamiento de respeto a tu autoridad de parte de uno de ellos, apoyado por los de siempre, que manipulaban el reparto de acuerdo a sus intereses; tu posición se mantuvo firme, recibiendo el solitario respaldo de mi tío Rodolfo Duran, quién levantando la voz y dando un golpe de puño en la meza gritó ¡ Ca-
rajo a mi compadre Heráclio nadie le falta el respeto! esta reacción valiente y decidida, hizo que
retornara la calma y prosiguiera su desarrollo el reparto.

Haber viajado imaginariamente, al pasado, acompañado de tu imagen padre mio, hace que mi espíritu salga fortalecido y en mi mente mis recuerdos se tornen infinitos.

martes, 21 de diciembre de 2010

Homenaje a la Sra. Rosa María Luque de Portocarrero por los 100 años de su nacimiento










Diciembre, mes de la cristiandad, la paz y el amor, para la familia Portocarrero Luque, tiene una connotación de profunda significación, al conmemorar el nacimiento de nuestra querida y recordada madre Rosa María, quien naciera a la vida un 22 de Diciembre de 1910, para ser buena hija, buena hermana, mejor esposa y sobre todo una abnegada madre. Nosotros sus hijos al recordar los cien años de su nacimiento, nos sentimos muy halagados y felices al celebrar ésta magna fecha; pero al mismo tiempo al cumplirse 7 años de su sensible partida, nos apena la especial circunstancia en que se produjo su deceso, un día antes de cumplir, los 93 años. Dos días después, pasamos la navidad mas triste de nuestras vidas, pues luego de muchos años de haber estado juntos, en la cena de ésa noche buena, ya no estaba con nosotros. Ofrecemos este merecido homenaje destacando algunos aspectos de su fructífera y larga existencia.



El temperamento casi telúrico de su personalidad le permitió consolidar, por casi 63 años junto a nuestro gran padre Heráclio, un matrimonio, seguramente lleno de vicisitudes, que duda cabe, pero siendo el contrapeso necesario el uno del otro, lograron armonizar una larga convivencia, pues fueron dos almas gemelas que se amaron entrañablente; nosotros sus hijos somos el fruto mas preciado de ese amor. Es emocionante referir que en una de las tantas sobremesas que solíamos tener, alguna vez nos contó que infante todavía, en compañía de una empleada, madrugaba todos los días a ganar la palmeta; manifestaba con marcado orgullo y satisfacción que al llegar siempre primera a la escuela repartía palo a todas las alumnas, enfatizaba que a ella no le cayó un solo palmetaso, pues nunca llegó tarde.



Profesionalmente fue una obtetriz muy competente y solidaria; muchas de las personas amigas, parientes y paisanos pampacolquinos, también algunos viraqueños que pasan de los cincuenta años, nacieron a las manos de la señora Rosa y a falta de médico permanente realizó un sin número de curaciones, obligada a veces por el deteriorado estado del paciente e incluso por la precariedad económica de quienes no podían viajar a Aplao o Chuqibamba donde si contaban con médico permanente, tenía que intervenir . Sin embargo en ciertas ocasiones había personas que solicitaban al médico de Chuquibamba y mientras esperaban la llegada de éste, recurrían a la señora Rosa, quién en el caso especifico de las parturientas realizaba todo el trabajo, al médico para justificar su presencia no le quedaba otra cosa que hacer una pantomima; pero a la hora de cobrar la proporción era de diez a uno.



Ante la eventualidad de un movimiento sísmico era evidente que el pánico hacía presa de su nerviosismo, inmediatamente se encomendaba a Dios orando, Dios mio, Señor mio, aplaca tu ira y tu rigor apíadate de mi entre otra cosas, pero no obstante esa flaqueza, llegado el momento de cumplir con el deber que exigía su competencia profesional, lo hizo a cabalidad, demostrando una firmeza y temple a toda prueba al atender un parto a la señora de Edgar Luque, justo a medio día cuando se produjo el terremoto de 1960 que remeció todo el departamento de Arequipa; recuerdo haberle pregu
ntado cual fue su reacción, me respondió que la calma y la serenidad se imponian ya que en ese preciso instante recibía al bebé, saliendo airosa de ese momento difícil que le toco vivir. Finalmente diremos que se mantuvo firme ante las presiones de toda índole que recibió cuando extendió un certificado a solicitud del comandante de puesto de esa época por violación de una menor de edad, por parte de una persona influyente del pueblo que creyó equivocadamente que el resultado del diagnostico resultaría negativo, confirmando una vez mas su honradez como persona y su integridad profesional, para tranquilidad de su conciencia y el orgullo nuestro, supo llevar en alto por muchos años una buena imagen la misma que recibió el reconocimiento de las personas que de alguna u otra forma se vieron favorecidas por la atención esmerada de nuestra señora Madre. Muchas gracias a todas las personas que lean este homenaje y que apelando a su memoria nos acompañen en este reconocimiento .

viernes, 26 de noviembre de 2010

Pampacolca, ¡ Mi Tierra Querida !


En la hora presente, en que las distancias se reducen a segundos, gracias a la tecnología, es interesante hacer uso del Internet aprovechando los espacios que nos ofrece la Web para intercambiar información cultural de aventuras, anécdotas, recuerdos llenos de nostalgia o alegría e inquietudes referentes a nuestro querido pueblo Pampacolca y de otras latitudes.

Cual joyas guardadas en el COFRE DE MIS RECUERDOS, uno a uno irán saliendo mis mejores y gratos momentos vividos en nuestro hermoso Pampacolca para compartirlos con todos y cada uno de los paisanos, parientes y las personas de buena voluntad que tengan a bien hacerlo en todo lo concerniente, al pasado, presente y futuro de nuestro pueblo. Aqui les va un relato lleno de reminiscencias.

Allá en el pueblo mio, lugar donde nací quedó por siempre mi corazón.....

Sentado en el bordo grande de Huayrarco, contemplaba extasiado el horizonte, el sol marcaba las horas, alto como estaba me impedía ver claramente al frente , incline la viscera del gorro que llevaba puesto, para poder seguir mirando el gran cerro Espíritu Santo. El aíre fresco de la mañana acariciaba tiernamente mis mejillas, contrarrestando a los rayos solares que empezaban a quemar; pensé en el brusco cambio climático que afecta al mundo entero ; Pampacolca no era la excepción, pues en el mes de enero en otros tiempos llovía a cántaros, hasta chicche (granizo) caía en abundancia, esta vez sin embargo estando a 18 días del mes no había ni una sola nube en el cielo, lo cual presagiaba en un mal año para los semríos . Seguí con la mirada fija en el gran cerro igual que antaño imponente como era, ahí estaba, tapando al majestuoso nevado Coropuna.

Aspire el aire, respire profundamente sentí una rara sensación mescla de alegría y nostalgia a la vez e inmediatamente se agolparon en mi mente un cúmulo de recuerdos. Absorto como estaba vi que relucía cual espejo reflejando la luz del sol, el agua que bajaba del cerro sobre la piedra laja regando los terrenos del Pascasio Cruz . Mentalmente retrocedí en el tiempo apelando a la memoria (nuestro disco duro) hice un viaje relámpago al pasado regrese en instantes a la infancia, con seguridad la mejor etapa de nuestras vidas. Esa concatenación de vivencias infantiles volvieron en un abrir y cerrar de ojos, ensimismado recordaba los momentos sublimes que me depararon el ansia desesperada de poder montar solo el caballo moro cuando apenas contaba con 6 o 7 años de edad. Mi padre complacido por la circunstancia especial que significaba para ambos, apoyó con entusiasmo la idea. Recuerdo que teníamos en estaca las vacas lecheras en el pedazo chico, ésto implicaba venir a diario del pueblo a hacer ordeñar, luego de despachar la leche a la enfriadora de la Gloria, empezamos hacer galopar al caballo en la pampa de ccoyzurca, que con su tereno plano y duro se convirtió en el escenario ideal para la práctica de casi media hora diaria en un ir y venir en los casi docientos metros de extensión de la pampa. Logicamente yo estaba montado en la montura y a mi viejo lindo lo tenia a la grupa cuidando de que no me cayera, me daba confianza.Después de unos días mi Padre consideró que ya estaba listo y me soltó para que lo hiciera solo. Desde aquel momento montar caballo para mi se convirtió en una de las mas grandes satisfacciones de mi vida y sí era en un caballo brioso y de buen paso como el castaño el gran chueco, que mejor para que pedir mas ; pero eso será motivo de otro relato.

Tantos recuerdos juntos y hermosos a la vez hicieron que olvidara que a pocos metros estaban mi señora Joeissy y mis hijos Angélica y Javier, los mismos que se entretenian, cargando a unos tiernos carneritos nacidos hacía pocos días ; con seguridad gozaban desde su propia perspectiva, lo que hizo posible que al mantenerse ocupados, no interrumpieran mis mágicos recuerdos.Luego de una fotos regresamos al Pueblo por el Pitipan .... casi ya no existen ,quedan muy pocos ; en todo caso quedan en el recuerdo.